Los queremos, y por eso queremos lo mejor para ellos. Queremos que tengan el mejor pienso, los mejores cuidados... y los mejores juguetes. Compramos la cama que creemos que mejor les va a venir, les llevamos los juguetes que pensamos serán los más divertidos... lo que haga falta.
Pero luego la realidad, como casi siempre, nos sorprende. Resulta que prefieren una caja de cartón a la preciosa cama que hemos comprado. O el juguete con el que pensábamos que jugarían de cierta manera luego resulta que hacen todo lo contrario.